Un día,
sin más,
sin venir a cuento,
como todas tus reflexiones filosóficas,
me preguntaste,
«¿eres feliz?»
Y me descuasdraste.
Rompiste todos mis esquemas,
pensé un segundo,
y dije,
lo que cualquiera de nosotros diríamos,
como respuesta salvavidas,
«A veces si y otras, no tanto.»
Simple,
¿no?
Deva