Querido kai
Hoy te voy a contar como fue el día que naciste, el domingo 11 Agosto.
Papa y yo habíamos ido a comer al lago y luego a bañarnos. Papa no se bañó ese día pero yo si con mi enorme barriga.
Después sobre las 3 y media cogimos el coche para volver a casa y de repente mucho líquido empezó a caer de mi cuerpo, eso quería decir que tu ya ibas a llegar. Entonces papá condujo muy rápido camino al hospital.
Al llegar al hospital enseguida subimos a la sala de partos.
Me empezó a dolor mucho la barriga y la espalda porque las contracciones habían empezado.
Las enfermeras me prepararon un baño y todo para calmar los dolores, pero esto no fue suficiente.
Tuve que pedir una epidural para calmar los dolores. Una epidural es una inyección que me pusieron en la espalda de anestesia.
Después de dos horas de contraciones la ginecóloga me dijo que debía empezar a empujar. Estuve casi dos horas empujando y sufriendo con muchísimos dolores de barriga y de espalda, pero tu no salías.
El dolor era horrible y lo pasé muy mal.
Después la médica dijo que no valía la pena seguir intentándolo y decidió hacer una cesárea.
Yo ya no podía más con el dolor y quería que se acabase ya todo.
Papa estaba allí conmigo, en sala todo el tiempo.
Entonces me bajaron al bloque operatorio .
Allí prepararon todo para la operación , me pusieron mucha anestesia y ya dejé de sentir las piernas y la barriga, pero sobre todo dejé de sentir el dolor.
También prepararon a papa y pudo entrar durante la operación, le pusieron un gorro rosa muy divertido.
Empezó la operación y en una hora te sacaron de mi barriguita y te vi un momento y te di unos besitos, luego te fuiste con papá, llorabas, la enfermera te limpió y luego te dormiste sobre el pecho de papá.
Yo mientras tanto, seguí una hora más en el bloque de operaciones, me cerraron y me cosieron la barriguita y luego me llevaron a una sala una hora más para recuperarme de la operación y de la anestesia.
Después de dos horas por fin vinisteis papa y tú a verme, eras tan pequeñito, con los ojos cerrados , tu gorrito blanco en la cabeza, un pañal y unos calcetines blancos.
La enfermera te cogió y llorabas, te puso sobre mi pecho y te calmaste.
Fue precioso tenerte por primera vez en mis brazos.
Después me llevaron a la habitación y te di el pecho aunque al principio fue un poco difícil.
Papa estaba muy contento y feliz y yo también claro.
Ya era tarde por la noche y papá se fue a dormir a casa y tú te quedaste conmigo en el hospital.
Pasamos nuestra primera noche, tu dormías a mi lado conmigo en la cama y llorabas de vez en cuando.
Después te metieron en tu camita y dormiste ahí.
Yo no podía apenas moverme y mucho menos levantarme de la cama por la operación, fue bastante duro, pero mereció la pena ❤